Infraestructuras megainteligentes para las megaciudades del futuro
El panorama fuera de su ventana puede cambiar su manera de ver el mundo. Para la mayor parte de la población de Norteamérica, Latinoamérica y Europa, la escena que se observa desde su ventana es urbana. La mitad de las personas en Asia, y casi el 60 % en África, aún ven un mundo rural, pero ese panorama puede cambiar pronto.1,2
La urbanización genera prosperidad para países y para personas. Las ciudades son responsables de un 80 % del producto interno bruto del mundo,3 y existe un fuerte vínculo entre urbanización y riqueza. A pesar de continuos problemas de desigualdad económica, los países predominantemente urbanos son más ricos. Sus habitantes disfrutan de un estándar de vida más alto, con más acceso a electricidad, mejor calidad de agua e instalaciones sanitarias y niveles más bajos de desnutrición infantil.4
Por supuesto, las ciudades en crecimiento requieren de inversiones de todo tipo, pero en especial en infraestructura: agua, instalaciones sanitarias, electricidad, caminos y transporte público. Desafortunadamente, las inversiones aún no alcanzan niveles óptimos. El Centro de Infraestructura Global calcula que se necesita una inversión de 15 billones USD para seguirle el paso a las tendencias actuales.5 Los desafíos de un clima cambiante pueden hacer que esa cifra sea aún mayor. No solo los centros urbanos con crecimiento rápido necesitan ayuda. Como dice el Foro Económico Mundial, “sistemas de infraestructura permanecen entre los menos transformados digitalmente en toda la economía global. Se han diseñado, construido, operado y mantenido muchos activos de infraestructura moderna de la misma manera durante décadas, a pesar de tremendos avances en innovación en diferentes sectores”.6 Por fortuna, esos mismos avances significan que, con inversiones, las áreas urbanas tendrán menores impactos por el clima y, al mismo tiempo, será más fácil vivir en ellas.
Conducción más inteligente
Las ciudades necesitan numerosas mejoras a sus infraestructuras, pero una de las más importantes es la innovación de las ciudades inteligentes. A pesar de que el nombre hace pensar en alta tecnología, la base de una ciudad inteligente es un concepto sencillo: el uso de tecnología digital para mejorar la vida urbana. El concepto en sí es sencillo, pero su ejecución es más compleja. Requiere de una amplia infraestructura digital, y si bien ya se ha implementado algo de eso, las ciudades también necesitarán tecnologías nuevas, como inteligencia artificial (IA), el Internet de Cosas y 5G. Para desplegar esas tecnologías, se requerirá de soluciones digitales posibles gracias a fluorpolímeros avanzados, como Teflon™: cables capaces de flujo de datos extendido, sensores ampliamente distribuidos y grandes cantidades de chips informáticos de alta velocidad.
Es cierto que las ciudades tienen trabajo por hacer en cuanto a lo digital, pero los beneficios son considerables. Tome por ejemplo la congestión del tráfico, una de las principales desventajas de la vida urbana, y tenga en cuenta a las personas que viajan a diario a su trabajo en Bogotáá, Colombia. Pierden 272 horas cada año debido al tráfico, pero el tráfico no se limita a una sola región en particular. Los conductores en Boston pasan 164 horas en tráfico cada año.
Los conductores en Dallas, Texas, en cambio, viven una experiencia diferente. Sistemas de tráfico inteligente analizan datos que proporcionan agencias estatales y municipales, la policía y departamentos de bomberos para poder optimizar el tráfico en tiempo real. Al cambiar carriles de un solo sentido, alejar rutas de tráfico de accidentes, cambiar la cronometría de semáforos y alterar los precios de carriles para vehículos con mayor cantidad de ocupantes, el sistema de tráfico inteligente ayuda a los conductores en Dallas a ahorrarse casi 90 horas en tráfico al año, en comparación con conductores en Boston.7
La tecnología de tráfico inteligente también puede ayudar a las ciudades a mantenerse. En los automóviles, sensores que dependen de Teflon™ para lograr conexiones de datos rápidas y fiables comenzarán a comunicarse con sistemas de tráfico inteligente para proporcionar datos aún mejores. Los autobuses en Pittsburgh cuentan con sensores que transmiten señales sobre las condiciones del tráfico. Además, hay un beneficio secundario: ayudan a evaluar los cientos de puentes en Pittsburgh. Como dice Jesse Berst, fundador y presidente del Consejo de Ciudades Inteligentes, los autobuses “cuentan con sensores de vibración, de manera que, al cruzar un puente, detectan si hay una diferencia en la vibración. Eso luego se analiza, y los expertos saben que hay que inspeccionar ese puente para evitar un colapso”.
Iluminación más inteligente
El tráfico no es el único aspecto en que las ciudades se tornan más inteligentes. Las ciudades encuentran nuevas maneras de usar luz para disminuir emisiones y apoyar a las operaciones. El sencillo paso de instalar bombillas LED en luminarias en las calles puede reducir emisiones y el uso de energía de manera dramática, incluso al reducir, “la factura de energía eléctrica en millones de dólares cada año para una ciudad típica”, según Berst. El siguiente paso es hacer que esas luminarias en las calles sean inteligentes al añadir nódulos de comunicaciones inteligentes que disminuyan la intensidad de las bombillas cuando nadie está presente, alerten al personal de mantenimiento cuando se funden las bombillas y las hagan parpadear para dirigir al personal de emergencia hacia donde se les necesita.